En septiembre del año pasado tuve la oportunidad de irme de Erasmus y mi desconocido destino era Finlandia, y muchos se preguntaran: ¿que hace una canaria en Finlandia?. Pues bien, no fue exactamente mi intención irme tan lejos pero por cuestión de limite de plazas mi destino fue Vaasa y la verdad es que no me hacia la idea de adonde iba muchos menos del frío que podría llegar a hacer en la tierra de papa Noel y de los renos. Pues bien 10 meses mas tarde les puedo decir que irme de Erasmus ha sido lo mejor que me ha podido pasar en la vida y que jamás pude imaginar ni un segundo lo que llegue a vivir en esa ciudad.

La Universidad de Vaasa es increíble, al lado del mar, con ventanales enormes, y donde pasábamos mucho tiempo entre los salones de la biblioteca, y en esas épocas ver la nieve caer ,con café en la mano y hablando y hablando durante horas con mi gran familia Europea con mis queridos amigos de todas partes de Europa … .el mar al lado de la universidad… el césped, los paseos, los árboles, el aire tan fresco y el buen tiempo de primeros de septiembre hizo el ambiente perfecto para empezar con toda la ilusión la vida en aquel país. Nuestra gran casa, llena de voces, las puertas abiertas, las cenas en los pasillos, kilos de pasta y arroz fueron el alimento básico de nuestro día a día, largos cafés y risas, gente preparada para salir de fiesta y mas risas…. italianos, franceses, belgas, griegos, alemanes, eslovenas, españoles….

Y es que lo mejor del Erasmus es vivirlo con intensidad, disfrutar de cada día, de los pequeños grandes momentos, aprender a ser mas humano, a apreciar los pequeños detalles, a compartir el tiempo con la gente, el cariño, el valor de la verdadera amistad y como poder olvidar aquellos viajes, aquel fin de semana en Estocolmo, aquella semana en Laponia, el viaje a Rusia a la gran Moscu¡, San Petesburgo, Tallin, Riga, Lituania… y entre medias clases, trabajos, exposiciones en publico.. y por supuesto exámenes. Sinceramente, aprendes mucho y de manera muy practica, y mi inglés ha mejorado muchísimo. Ahora, diez meses después cada uno en su país de origen en cualquier punto de Europa, con los bolsillos llenos, con un antes y un después, con la mejor experiencia de nuestras vidas y con algo en común, fuimos Erasmus y nadie podrá olvidarlo.